Salir con el Peronismo

Por Ezequiel Beer.
Geógrafo UBA.
Analista Político

La inédita crisis mundial económico/financiera/pandémica que aflora en principios de siglo sobre la Humanidad donde el clivaje del economismo redujo la apetencia política de los pueblos convertidos en meros consumidores/votantes y enceguecidos por un poderoso aparato mediático/tecnológico y de consumo dejando la certera imposibilidad de recrear reflexiones sobre el acontecer diario.

Asimismo, la caída sostenida de los ingresos de la población desde la instauración del Neoliberalismo a partir de la década de los 70 bajo las afamadas políticas de austeridad fiscal y ajuste permanente sobre los presupuestos públicos, ha dejado como principal resultado la afirmación de una mínima y poderosa clase mundial versus el resto que al advertir las consecuencias de este perverso sistema han dado un paso hacia la resistencia y la protesta en estos últimos años.

Quizás nuestro caso mas cercano sea el pueblo chileno que sufre los embates políticos y económicos heredados de la Dictadura Militar de Augusto Pinochet que ha dicho basta a este ultraje vestido de “Libertad de Mercado “.

Quieren repartir el mano de nuevo y el resultado de la última contienda electoral ha sido definitivo en esa dirección.

El Neoliberalismo sufre su peor paliza justamente donde gracias al derrocamiento del Presidente Socialista Salvador Allende se creyó salvador y eterno.

Por supuesto que los argentinos dijeron lo suyo en las jornadas de diciembre de 2001 y el albur del Kirchnerismo posterior.

Pero la coyuntura actual nos invita permanente a pensar – probablemente a aportar – sobre nuestro país – Argentina – donde los embates de un sector minoritario pero poderoso ya ni siquiera admite prestarse al juego de la Democracia.

Si bien la puesta en marcha del nuevo gobierno todavía no asienta sobre un sendero virtuoso, fruto este ultimo de la herencia recibida y la Pandemia – entra en colisión el difícil equilibro de sus fuerzas al interior lo que explica también – en parte – la inestabilidad de su sostén pues siempre la política ha sido un campo de disputa de poder.

A 30 días de un mes complejo como lo es diciembre en el país se multiplican por diez estas tensiones siendo un deber del conductor o de los que llevan adelante la conducción de establecer francos acuerdos políticos con todos los sectores ideológicos afines – dentro y fuera del Peronismo – para dar una base solida a la esperada estación de la Post Pandemia que estará fuertemente sujeta a la contracción o expansión del virus. No radica solo en la económico la recuperación sino también en lo viral donde los flujos de comercio e inversión se hayan fuertemente afectados.

Debemos repensar nuestra estrategia geoeconómica desde nuestro propio terruño que de Perogrullo representa mas del 70% de nuestro PBI.

Pero no solo desde un cariz ofertista de generación de condiciones de producción e inversión sino que el alicaído poder adquisitivo debe ser recuperado notoriamente para recrear efectivamente un ciclo de Consumo y Producción más allá del latiguillo demoliberal del efecto inflacionario de la emisión pues al crecer el producto y la obvia recaudación impositiva esa tensión se ve disminuida.

Para los conocedores nada nuevo bajo el sol por haberlo vivido o leído pero valga la paradoja cuentan voces oficiales que máximos mandatarios mundiales preguntan por el Peronismo en un momento de crisis de paradigmas e ideologías.

El peligro regional o casi mundial que significaba Perón fue certeramente identificado por el Departamento de Estado de los EEUU pero más allá de su desaparición física sus fieles seguidores continúan pergeñando su revolución en paz.

Los jóvenes de aquí y de allá deben tomar su posta.

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