Dios ha muerto

¿Explicar? ¿Se puede explicar la pasión?

Ayer hablé con mi prima de España, charlamos sobre esto, sobre el significado de Diego Armando Maradona. Nunca lo vi jugar, me lo crucé en Mar del Plata en el famoso acto de la Anticumbre de las Américas «La Argentina es digna, echemos a Bush». Lo vi tras el alambrado del estadio de Gimnasia cuando comenzó a dirigir en La Plata.

Siempre pensé en los héroes como de una raigambre moral intachable, casi deidad católica. Supongo que eso mismo es un error.

Lo más lindo de los héroes/dioses es su humanidad, Diego fue, ya dicho hasta el hartazgo el más mundano de los Dioses, lleno de blancos y negros, pero no grises.

Nació en el Villa Fiorito y llevó esa marca a todos lados, fue ese pobre que llegó a tocar el cielo, no sólo un mundial, no sólo el del mejor gol del mundo, fue la viveza inmoral del gol con la mano, fue el contexto pos guerra de Malvinas, fue el que se tatuó a el Che, a Fidel, amigo de Chávez, de Evo, de Lula.

Fue el que puteo a Bush, a Juan Pablo II, el que se peleó con Macri y con toda la mafia de la FIFA.
Diego siempre supo darle alegrías a su pueblo, siempre recordando su origen. Usaba dos relojes, porque nació en un piso de barro bajo el amor inclaudicable de su mamá Doña Tota.

Ayer vi a un señor, de rodillas prendiendo una vela a la imagen del Diego, y dijo con ojos lagrimosos «¿Vos sabés la alegría que nos dió a los pobres?».

No hubo un dios católico en su historia, el fue un dios lleno de luces y sombras, desde su problema con las drogas, hasta su cercanías que lo mal aconsejaron.

El Diego es D10S, el más humano de los dioses, el más mágico de los humanos.

Maradona es el líder popular de Argentina, que abrazó a las Madres, a las abuelas, que entraba a una cancha y era ovacionado por propios y ajenos.

Vi tanta gente llorar ayer, veo tanta gente llorar hoy, ahora.

«Dios ha muerto», publica un diario francés, no hay portadas que en Argentina o en el mundo no hagan referencia al «Pelusa».

Abrieron la Casa Rosada para que el pueblo se despida de su gran héroe.

Gracias Diego, por la humildad, por la consecuencia, por la magia, por esa argentinidad que algunos odian y muchos amamos.

«Yo juego para vos mamá» dijo una vez cuando lo comunicaron con su madre tras un triunfo con la selección, Doña Tota lloraba profundamente.

Hay dos máximas en Argentina:
1) Dios es argentino.
2) La pelota siempre al diez.

Ahí vamos Diego, el pase es para vos, subí barrilete cósmico a meter el mejor gol del mundo, acá te recordaremos siempre.

Gracias por todo Compañero.

Pelusa, el barrilete cósmico

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