Con enero ya casi tachado en el almanaque, las estimaciones de inflación se vuelven cada vez más preocupantes. Si bien los privados prevén que los precios subieron cerca del 4%, por encima del promedio se ubican los alimentos, lo que implicará un encarecimiento de las canastas de pobreza e indigencia.

La analista de Ecolatina Agostina Myronec dijo que ese rubro promedió 4% en los últimos tres meses, por un lado, por la autorización de incremento de los precios de consumo masivo a mediados de octubre y, a partir de noviembre, por una aceleración del valor de la carne lo que agudizó el carácter regresivo de la inflación. Eso, dijo, se vio en las canastas básicas que treparon 6% en octubre y 4% en noviembre, mientras que en diciembre no se vería una desaceleración.
«En el corto plazo va a ser muy difícil que se logre una desaceleración significativa y sostenible en el tiempo del precio de los alimentos, por lo menos en los de Precios Máximos, porque en 2020 cerraron apenas por encima del 20%, es decir 15 puntos porcentuales debajo de la inflación dejando en evidencia que se acumularon presiones en este frente», opinó.
El año recién comienza, pero 2021 va a estar signado por la puja distributiva y la pelea contra los aumentos. Los trabajadores acumularon cuatro años consecutivos de pérdida de capacidad adquisitivo y uno de pandemia donde como mucho aspiraron a mantenerlo.
La crisis sanitaria del COVID-19 derrumbó la demanda en un comienzo, pero a medida que volvieron a recuperarse las actividades ésta se recompuso.
Los precios se movieron a ese ritmo: con un incremento menos en el inicio y un ascenso más elevado sobre el cierre. El pico del año lo marcó el 4% de diciembre.