Hace unos meses Argentina tiene una administración bicéfala, dos mentes manejan con bemoles muchas veces contrario las decisiones del país y como una pareja que discute, a veces se atacan mutuamente y otras se consienten.
El Grupo Lima surgió como una alternativa no idiologizada de la UNASUR, con el cambio de color político en los gobiernos de la región, el expresidente Macri se unió a esta nueva instancia multilateral para dejar solo al Chavismo y sus aliados.
Lo que ocurre en Venezuela es discusión en todas las mesas políticas regionales, estar más o menos cerca de un país llevado a la ruina por un Gobierno inepto que espanta a propios y ajenos. En este contexto parte del kirchnerismo duro trata de revivir una instancia regional dónde Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Ignacio Lula Da Silva dieron un histórico nivel de cooperación, siempre necesario para nuestra región.
Pero los tiempos son otros, los intereses de EEUU en la región durante la administración Obama estaba más interesado en mostrar al mundo un sentido progresista, lo que dejó aire a los partidos de izquierda en América Latina. Muchos creyeron que la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca sería una repetición de políticas hacia el Cono Sur, error.
Biden se demostró en primero momento contrario a la influencia de la dictadura venezolana en los países con gobiernos progresistas, y reiteró llamados a profundizar la presión contra el Gobierno de Maduro para buscar una pronta salida del régimen.
En este contexto, apostar a la salida del Grupo de Lima, esgrimiendo la necesidad de bajar presiones contra Venezuela, es un acto equivocado, desde lo táctico hasta lo estratégico. Buscar la salida de un espacio fomentado por Estados Unidos, cuando además se está tratando de llegar a un acuerdo con el FMI, donde los norteamericanos son los grandes socios del organismo, es al menos tentar a la suerte.
La participación en espacios de coordinación latinoamericanos es esencial para nuestra economía, para el desarrollo de políticas migratorias y para negociaciones como bloque con otros espacios como la Unión Europea o con economías del sudeste asiático.
Por ello no se puede abandonar un espacio de cooperación para quedar bien con un gobierno venezolano que se cae a pedazos por su propia incapacidad. Lejos de ello, el principio de Argentina debe ser fomentar la solución democrática de la situación venezolana, con elecciones democráticas, con participación de todos los sectores.
Ricardo Alfonsín alguna vez se lo dijo a Ronald Reagan frente a la Casa Blanca, los principios de no intervención y de libre determinación de los pueblos debe ser un eje fundamental en la política internacional de este país. Las discusiones bicéfalas sólo hacen ver a la Argentina como un país poco serio, con discusiones de poder, dentro de la misma coalición gobernante que ponen en jaque el bienestar de los argentinos.